El Cristo de Villajos.

La historia del Stmo Cristo de Villajos se remonta hacía mediados del síglo XVII cuando un ermitaño granadino, llamado Juan Díaz, enamorado del lugar y a la vista del estado ruinoso que presentaba la edificación acometió la tarea de reconstrucción, viéndose apoyado en todo momento por los vecinos de la Villa, y fue en el año 1663 cuando se pudieron ver terminadas las obras.

En el Templo existía una talla de la imagen de Cristo Crucificado que despertó la admiración y una gran devoción, no sólo el ermitaño Juan Díaz, síno también de todos los vecinos de Villajos y entre los de los lugares de alrededor. Pertenece a la tradición, sin que hoy día tengamos pruebas documentales, que fue un escultor alcazareño el autor de la talla.

La gran devoción despertada hizo que a la terminación de las obras se celebrara un Octavario a la nueva imagen, la cual quedó instaurada como titular del Templo. A consecuencia de ello la Imagen de Ntra. Sra. de Villajos debió retirarse del culto al objeto, quizás, de atraer mucho más la devoción hacia la nueva imagen de Jesús Crucificado.

Tras el paso de los años y una vez terminada la guerra civil,  se comienza la reconstrucción y adecentamiento del Santuario, que sirvió de almacén de combustible de las tropas, con la valiosa ayuda una vez más, del vecindario. La obra de mayor importancia que se debía acometer era la de adquirir una Imagen del Cristo, que siguiera personificando a la del Cristo de Villajos destruida y que fuera lo más idéntica posible. La Junta Administradora, de la que era Mayordomo D. Santos Ortiz Carrasco (siendo Cura Párroco D. Tomás Urda Cubero) encargó la realización de esta obra al escultor valenciano D. Federico Zapater, en el año 1939, obra que quedó terminada y entregada en ese mismo año.


 

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